Álvaro Rudolphy adelanta su gran regreso a las teleseries y a Canal 13 como el noble protagonista de “Secretos de familia”.
“Estaba muy cansado de la oscuridad, de la truculencia, de los personajes que estaba haciendo… necesitaba hacer a alguien luminoso como ‘Martín’» señaló el actor.
A cinco años de su última teleserie en Mega, “Juegos de poder”, y tras grandes éxitos como “Pituca sin lucas” y “Perdona nuestros pecados”, por ejemplo, Álvaro Rudolphy reaparecerá este año en telenovelas y lo hará en Canal 13, en su nueva nocturna, “Secretos de familia”. La misma casa televisiva en la que debutó en TV en 1988 y en la que no estaba desde 1994.
En la producción dramática que debutará en marzo, la icónica figura de teleseries y protagonista de grandes éxitos del género como “Aquelarre”, “Amores de mercado”, “Alguien te mira” y “¿Dónde está Elisa?”, entre muchos otros, dará vida a “Martín Fernández”.
“Martín” es un agrónomo que desde pequeño ha amado la naturaleza. Oriundo de Osorno, llegó a Santiago a estudiar e hizo su vida en Pirque luego de empezar una relación sentimental con una estudiante de enfermería originaria de ahí. Su vida con ella era perfecta, hasta que a los 7 meses de embarazo de ella, “Carmen” tuvo un problema y la hija de ambos nació prematura. “Jacinta” (Aurora Espinoza) llegó a este mundo con una inmunodeficiencia primaria y la mujer de “Martín” falleció tras el parto. Para el agrónomo, todo fue una negligencia del médico que la atendió, “Octavio Cruchaga” (Francisco Reyes), y desde ahí que su gran norte ha sido hacer justicia por su amada ex mujer, lo cual, 7 años después, no ha resultado. La justicia determinó que “Octavio” era inocente y “Martín” no puede olvidar lo sucedido.
De pocas palabras y más bien de acciones, “Fernández” ha centrado su vida en cuidar a su hija y no vincularse con mujeres… hasta que aparecerá “Elena” (Daniela Ramírez), la nieta de “Octavio Cruchaga”, con quien empezará un lazo que bordeará lo peligroso. El amor podría volver a tocar a su puerta, pero se trata de la nieta de su mayor enemigo y, además, ella está buscando saber qué pasó con su hermana “Sara” (Florencia Berner), quien murió bajo extrañas circunstancias. Y, justamente, el hermano menor de “Martín”, “Nicolás” (Pedro Fontaine), es el primer gran sospechoso del asesinato de ella. ¿Será más fuerte el amor o la justicia por los seres queridos? “Martín” se enfrentará a ese poderoso dilema.
Acerca de su nuevo rol en apuestas de ficción, Álvaro declara que “‘Martín’ es como un adalid que va en post de la justicia, y en este proceso se topa con el amor de ‘Elena’, que, desgraciadamente, es de la familia de sus enemigos. Esto complejiza al personaje porque debe luchar en la dualidad de hacer la justicia sin mirar a quién, pero con el amor de su vida que es del lado equivocado. En ese sentido, tiene un toque de ‘Romeo y Julieta’… pero también es un héroe dañado, sufrido, castigado y golpeado, que debe luchar contra su sufrimiento”.
Rudolphy añade a lo anterior que “él perfectamente podría deprimirse, apagarse o quedarse en la tecla de la búsqueda de justicia sin norte, es decir, ser un personaje oscuro y negativo, y no es así. Él no es un justiciero que va por la violencia, a cortar cabezas o a apostar por la venganza o la revancha; por el contrario, busca hacer justicia por un tema de afectos”.
Sobre este nuevo papel en su carrera, el actor que ha dado vida a memorables villanos como “Julián García” de “Alguien te mira” o “Armando Quiroga” de “Perdona nuestros pecados”, confiesa que “estaba muy cansado de la oscuridad, de la truculencia, de los personajes que estaba haciendo… necesitaba hacer a alguien luminoso como ‘Martín’. A pesar de todo lo que le pasa en su vida y del dolor que tiene, es un personaje luminoso, y eso para mí es tremendamente gratificante. Sin duda uno carga con estar tantos meses encarnando un personaje oscuro, pero ‘Martín’ para mí ha sido todo lo contrario, y eso ayuda mucho”.
Dentro de este contexto, el intérprete profundiza en que “es bueno ser el bueno, ya estaba muy cansado de ser el malo. El último personaje bueno que hice fue en ‘Pobre gallo’ (2016), y ya estaba agotado de la energía de ser villano, te consume mucho. Ser bueno es una luz, un respiro, un alivio, te permite enfrentar la pega diaria con otra energía, y eso, insisto, ayuda. Igual es un personaje que sufre mucho, lo pasa mal, pero no está cargado de odio y negativismo. Y aunque tenga instintos de revancha y algo de rencor, en esencia es generoso, cálido, cariñoso y bondadoso, como en las relaciones que tiene con su hija, con ‘Elena’ y con otras personas que transitan por su vida”.