Especialista explica en qué consiste y cómo poder controlar ansiedad en medio de una pandemia
Especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva de la UPLA enfatiza la necesidad de mantener una rutina diaria en el dormir y comer, además de realizar actividades en armonía, considerando el tiempo y espacio de los demás.
Nuestro país lleva prácticamente dos meses desde que se detectó el primer caso de COVID-19, con lo cual se activó el sistema de alerta sanitario en todo el territorio. Desde ese momento, gran parte de su población ha vivido una cuarentena voluntaria y, otros tantos, en cuarentena obligatoria, lo que ha generado un aumento en los problemas de salud mental, como la ansiedad.
La doctora Lillian Pérez Loezar, especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva de la Universidad de Playa Ancha, precisa que todo lo que implique a las personas enfrentar algo nuevo, es desconcertante, no solo porque nos saca de la rutina a la cual estábamos acostumbrados, sino también porque el nivel de incertidumbre respecto a lo que vendrá es muy alto.
“Al ser humano le cuesta mucho enfrentarse a algo que no sabe cómo manejar. Cuando el temor es hacia el futuro y sobre todo a lo desconocido, ese miedo a lo que puede venir, a lo que me puede pasar a mí y a mi entorno directo, es lo que me provoca ansiedad. Sin embargo, cuando estamos hablando de un trastorno depresivo, estamos hablando más bien de que hay una tristeza profunda, pero es que es evocada por situaciones del pasado. En cambio, el trastorno de ansiedad es temor a lo que va a venir, al futuro. Cuando es una pena, un estado emocional de dolor y es producto de algo que me pasó, ahí estamos hablando de depresión”.
La profesional sostuvo que es normal experimentar cierta ansiedad frente a lo desconocido. Lo importante, en este caso, es reconocer cuáles son los recursos personales que tiene cada ser humano para abordar una situación incierta. En este sentido, si el individuo se siente más capacitado para enfrentar aquello que genera la ansiedad, se sentirá más tranquilo. Según explicó, eso se puede producir por las creencias religiosas, las espirituales, o por las propias competencias personales.
PERFIL DEL ANSIOSO
Además de no saber cómo enfrentar la situación nueva, influye también las experiencias pasadas que no se resolvieron favorablemente. Por ejemplo, cuando ha habido incertidumbre económica, y la persona perdió el empleo, lo más probable es que si se vuelve a repetir un contexto similar, quien vivió esta situación volverá a recrear aquellos sentimientos que surgieron cuando perdió el trabajo en el pasado. Si se produce alguna de las dos situaciones mencionadas, la persona experimentará síntomas físicos, como alteración de sueño, alteración alimentaria, y problemas sexuales (entre otros síntomas), todo lo cual también afectará la conducta de la persona, quien se presentará más irritable, con poca tolerancia y con episodios de sobrerreacción.
“Se cortó toda posibilidad de vida social, y si además de eso se alteran mis funciones básicas como dormir, comer, tener sexo, lo que me tendrá irritable. Tenemos que tratar de mantener rutinas en el horario de levantarme, de comer… tenemos que mantener rutinas de actividades. Ocupar mi tiempo para cosas útiles y que promuevan la paz familiar. Compartir actividades con los niños. La idea es que hagamos cosas nuevas, pero que contribuyan a mi paz mental para mí en lo personal, y con mi familia… y para hacer aquellas cosas que antes no podía por falta de tiempo. Activarse y activarse en armonía con los demás”.
Además de lo anterior, la psicóloga recomendó que la persona que se siente ansiosa por permanecer encerrada en casa, genere estados de felicidad. Ello puede lograrse a través de distintas actividades: ver una película chistosa, escuchar música, bailar, jugar cartas, trabajar en el jardín, en fin, todo aquello que permita desarrollar emociones positivas. La idea -comentó la profesional- es vivir esta experiencia de cuarentena de la mejor forma posible, lo que no solo incluye hacer cosas que nos gustan, sino también valorar estar con la familia, acompañarse y compartir las corrientes de afecto que nos unen.
Recomendaciones:
- Organizar una rutina diaria.
- Mantener horarios de alimentación.
- Realizar actividades nuevas en armonía con los demás.