Figuras políticas de la V Región se someten a Evaluación Neuropolítica a pocos días de la segunda vuelta
Los concejales de Valparaíso Marcelo Barraza (DC) e Iván Vuskovic (PC), además del presidente regional de la Juventud UDI; Jorge Martínez, participaron de la iniciativa organizada por la Escuela de Psicología de Universidad Santo Tomás Viña del Mar.
Tres figuras de la política regional se sometieron a una nueva prueba de Evaluación Neuropolítica realizada por la Escuela de Psicología de Universidad Santo Tomás, sede Viña del Mar. Los concejales de Valparaíso Marcelo Barraza (Democracia Cristiana) e Iván Vuskovic (Partido Comunista), además del presidente regional de la Juventud UDI, Jorge Martínez, aceptaron participar en esta experiencia cuando faltan pocos días para la segunda vuelta de la elección presidencial.
Según explicó el académico Alfredo Sherrington, esta evaluación pretendía medir la reacción neuropsicológica de los entrevistados al ser enfrentados a fotografías de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier. Además, se midió la actividad cerebral de cada uno al momento de ser conminados a señalar las virtudes y defectos de los dos candidatos, con el fin de evaluar si su discurso racional era coherente con la emocionalidad registrada. Para eso, se utilizó un equipo conocido como Brain Computer Interface (electroencefalograma portátil) que entrega resultados de manera instantánea.
“Lo que hicimos fue medir la actividad neuroeléctrica del cerebro. Eso permitía establecer el nivel de excitación cerebral, es decir, si les gustaba o no les gustaba la imagen que veían. Y en relación a las respuestas, se podía medir la coherencia entre lo que las personas decían y lo que efectivamente pensaban”, explicó el jefe de carrera vespertino de la Escuela de Psicología, agregando que “más allá de sus tendencias, fue interesante ver políticos coherentes y consecuentes”.
Coherencia entre discurso y emoción
Los tres personajes políticos que se sometieron a esta experiencia se mostraron sorprendidos por el uso de esta tecnología, señalando que es una herramienta que podría utilizarse para proyectar con mayor certeza las intenciones de voto, por ejemplo.
Marcelo Barraza indicó que “fue una experiencia novedosa que me deja conforme con lo que pienso y siento respecto a la política. No, no tuve miedo de que este instrumento acusara alguna incoherencia en mi discurso, pero sí había ansiedad por saber cómo funcionaba. Me voy muy fortalecido porque ratifiqué mi compromiso político y social frente a la comunidad”.
Iván Vuskovic, en tanto, dijo que “es una manera de medir la consecuencia entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se practica. Lo que hemos probado es que los tres estuvimos en un buen nivel. En mi caso, llevo casi 50 años en política, tengo una historia larga, entonces mi manera de pensar las cosas ya es parte de mi ADN, no podría haber salido otro resultado”.
Finalmente, Jorge Martínez señaló que “aprendí mucho. En mi caso, reafirmó que yo estoy comprometido de verdad y eso es lo que generalmente se critica de los jóvenes, que no están comprometidos. Esto podría servir para complementar las encuestas que están tan cuestionadas. Un estudio de esta índole podría demostrar que el voto que se guía por la emoción es muy variable y eso puede ser clave en esta elección”.
Respecto a lo mismo, Alfredo Sherrington asegura que la virtud de esta herramienta es que permite “entregar datos duros respecto a áreas que son blandas, como las emociones. En una encuesta yo puedo decir que voy a votar por alguien, pero no se sabe si yo estoy contento o frustrado por votar de esa manera. Si estoy frustrado con mi decisión, ese voto es muy vulnerable y es posible que yo lo pueda cambiar en el último segundo porque no estoy muy convencido de mi decisión”.