[Opinión] Ciberseguridad: el flanco vulnerable de las empresas
Por Ricardo Pulgarin, Arquitecto de Soluciones Senior Cirion Technologies
Como en muchos otros aspectos de nuestro país, la pandemia del Covid 19 marcó un punto de inflexión en el proceso de desarrollo tecnológico de las empresas e instituciones público-privadas. Las interrogantes y necesidades que surgieron durante el confinamiento llevaron a que las empresas de telecomunicaciones se enfrentaran a la gran exigencia de acompañar a las personas y a las empresas en su ruta hacia la transformación digital, dando respuestas y soluciones eficaces, rápidas y oportunas a las necesidades de comunicación, gestión y seguridad de los usuarios y las organizaciones.
Chile ha logrado ubicarse como un país pionero en la adopción de nuevas tecnologías, y desde 2019 a la fecha, estamos viviendo un intenso proceso de transformación digital de los distintos segmentos de la industria, registrándose un importante avance que permite posicionar a las empresas locales en un nivel intermedio de transición desde los procesos analógicos, quedando aún mucho camino por recorrer.
Este proceso ha permitido a las instituciones incorporar nuevas tecnologías a sus actividades, impactando positivamente su desarrollo económico, pero también imponiéndoles nuevos desafíos. La actualidad exige conocer y entender lo que la digitalización puede hacer para el crecimiento de las empresas, y cómo éstas pueden acelerar el proceso mediante el uso de tecnologías como el Big Data y la inteligencia artificial, entre otras. Del mismo modo, el entorno digital presenta importantes riesgos informáticos, por lo que identificarlos y manejarlos oportunamente se ha transformado en una prioridad para el sector empresarial, la industria y los servicios.
En los últimos años, el delito de sabotaje informático aumentó 95% y el espionaje informático en 61%, según informó la PDI. Estas cifras demuestran que las instituciones públicas y las empresas privadas no han estado ajenas a esta realidad, siendo Chile uno de los países que -junto a otros de la región- concentra los ciberataques en el último tiempo.
Lamentablemente, el fenómeno no hace distinciones, ya que, según estimaciones locales, el 75% de los ciberataques se dan en medianas y pequeñas empresas (Pymes), de las cuales, la mayoría no cuenta con algún tipo de protección. Junto con ello, el 35% no sabe cómo reaccionar ante una situación de este tipo.
La seguridad informática es el lado vulnerable de las empresas, ya que un ciberataque no sólo afecta la data significativa de una compañía, sino también la de sus clientes, por lo tanto, es de primera necesidad resguardar el valor de la información. Adicionalmente, la falta de capacitación de los colaboradores de las empresas también supone un escollo en este proceso: según estimaciones, en un 95% de los casos los ataques se producen por un error humano.
Actualmente, el ransomware, el secuestro de máquinas, servidores e información es un negocio a nivel mundial y cualquier empresa está propensa a un ataque, es por esto que el mercado está obligado a invertir en seguridad.
Bajo este escenario se hace primordial que las instituciones destinen recursos económicos y humanos en protección informática, fomenten la capacitación de sus colaboradores y cuenten con planes directores que aseguren cada elemento de la cadena de suministros de las empresas, con herramientas tecnológicas actualizadas y securizadas de manera constante.
Este no es un problema solo del mundo privado, sino también de las entidades gubernamentales y finalmente, de la sociedad entera. Así lo revelaron los casi tres años de pandemia, donde las empresas, los gobiernos y las personas debimos hacer frente con ayuda de la tecnología a una contingencia sanitaria y que en un próximo suceso nos debe encontrar sin flancos vulnerables.