Columnas de Opinión

[Opinión] Un necesario cambio de paradigma.

Por María Loreto Ferrari, rectora AIEP.

Analizando con atención algunas columnas respecto a temas relacionados con sala cuna universal, entendiéndola como un pilar sustancial para fortalecer la inserción laboral de la mujer y generar una mayor equidad en el mercado laboral.

Un tema sustantivo para la inserción laboral femenina es la necesidad de cambiar comportamientos para lograr un mayor grado de compromiso y responsabilidad de los hombres en el cuidado de los menores en particular y hacia las labores de cuidado en lo general.

Ello, incluso se expresa en la meta 5.4 del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 “Igualdad de Género”, que reconoce y valora los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia.

Existen evidencias de que la paternidad está experimentando cambios sustantivos en las generaciones más jóvenes, aumentando el tiempo y la atención que los padres destinan al cuidado de sus hijos, y la cercanía física con ellos. Pese a los avances, permanecen todavía importantes diferencias en las asignaciones de roles en temas domésticos, y se ven positivas evidencias de que el rol del hombre como principal proveedor se ha flexibilizado, aunque estos progresos no son generalizados.

Sin embargo, hay otros indicadores que son menos alentadores. Desde el año 2011 los hombres cuentan con un período de permiso postnatal y pueden optar al beneficio que se otorga a través del postnatal parental. Datos de la  Superintendencia de Seguridad Social muestran que, en 10 años, solo unos dos mil trabajadores utilizaron este beneficio. Esto es un 0,2% del casi 1 millón de permisos de postnatal registrados en el período. Esto podría tener que ver con la lactancia materna, donde nuestro país tiene cifras muy buenas en el contexto mundial (más de un 50% de prevalencia al sexto mes). Por otro lado, la actitud de la sociedad frente a una madre que delega estos cuidados o al trabajador que los asume, puede que no sea tan positiva.

Desde la educación técnico profesional, vemos otra arista de esta realidad: trabajamos para lograr la inserción femenina en carreras altamente masculinizadas, pero prácticamente no hay iniciativas para aumentar la presencia masculina en áreas del cuidado, como asistente de párvulos, asistentes de educación especial, incluso en áreas de la salud. Nuestra sociedad, y nosotros mismos como instituciones educacionales, seguimos viendo natural que las profesiones relacionadas con cuidado estén conformadas mayoritariamente por mujeres, e incluso los empleadores ven con cierta suspicacia a los pocos egresados que optan por incursionar en estos campos.

El impulso de la sala cuna universal es un gran paso, pero nos queda mucho por construir en términos de los roles de cuidado en nuestra sociedad.

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