Se estima que al cerrar el 2018 se diagnosticarán cerca de 8.000 nuevos casos
Según informe de ONUSIDA, entre el 2010 y 2016, los nuevos contagiados crecieron un 34%.
De acuerdo a datos del Ministerio de Salud y de diferentes entidades que trabajan en la prevención del VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) en Chile, más de 47 mil personas en el país son portadores informados del virus, pero ¿qué sucede con quienes aún no saben que podrían estar contagiados?
El VIH es un retrovirus que ataca al sistema inmunológico de quien está infectado, dejándolo gradualmente, sin los mecanismos de defensa que el cuerpo humano posee para hacer frente a infecciones causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos. Específicamente, ataca y destruye a un tipo de glóbulo blanco, los linfocitos CD4, que son un tipo de células que se encargan de coordinar el ejército inmunológico que se enfrenta a las diferentes infecciones.
Esta patología, tiene 3 formas principales de contagio. La primera, y más frecuente en nuestro país, es a través de la vía sexual, es decir, mediante relaciones sexuales sin protección con una persona que vive con VIH, lo que la convierte en la más riesgosa de todas. Según datos de GFK Adimark del 2017, los chilenos tienen en promedio 6 parejas sexuales a lo largo de su vida, lo que incrementa la posibilidad de contagio.
El segundo modo, es por vía sanguínea, principalmente por compartir agujas y jeringas durante el consumo de drogas intravenosas. Las transfusiones ya no son un problema en Chile, pues desde 1987 toda la sangre donada está sometida a rigurosos estudios. Finalmente, el VIH puede contagiarse por vía vertical. Esto significa que una mujer embarazada portadora del virus, se lo traspasa a su hijo/a durante la gestación, parto y lactancia. Esta forma de contagio puede prevenirse de manera muy efectiva si la madre embarazada se encuentra diagnosticada de VIH y en tratamiento antiviral efectivo.
¿Cuáles son sus síntomas?
El Virus de Inmunodeficiencia Humana tiene síntomas iniciales que no son muy específicos o comunes como en otras patologías. Se ha detectado que los primeros signos aparecen en forma similar a una gripe; esto puede incluir fiebre, dolores corporales y malestar general. En algunas ocasiones, se pueden presentar manchas rojas e inflamación de los ganglios. El período que pasa entre que se adquiere el virus y aparecen los primeros indicios varía entre 5 y 30 días. No todos los pacientes presentan estos síntomas y son muchos quienes permanecen sin molestia por algunos años, mientras paulatinamente se va deteriorando su sistema inmunológico y durante todo este periodo son susceptibles de contagiar a otras personas, al no conocer su status de VIH y por ende no haber iniciado el tratamiento específico y/o no tener prácticas de sexo seguro.
En caso de haber estado expuesto a conductas riesgosas y presentar alguno de los signos antes señalados, se recomienda realizar un examen de sangre llamado “Test de ELISA para VIH”, disponible en establecimientos de salud públicos y privados. Que tiene como finalidad la detección de los anticuerpos que el organismo produce frente a la presencia del virus.
La ley en Chile, establece que la realización del examen debe ser de manera voluntaria, manteniendo la confidencialidad y con consentimiento informado. La ventaja de este estudio médico es que permite el inicio temprano del tratamiento, otorgando una mejor calidad de vida y una mayor sobrevida del paciente infectado y permitiendo una interrupción en la cadena de transmisión. El tratamiento de VIH tiene un doble beneficio. Para el paciente, ir gradualmente restableciendo su sistema inmunológico y un marcado beneficio de salud pública, la disminución del número de nuevos casos al existir menos contagios.
Lo más importante en relación al VIH es que es fácil y efectivamente prevenible, mediante algunas conductas básicas que pueden ser adoptadas rápidamente. En lo relacionado con la vida sexual, por ejemplo, acordar la exclusividad de la pareja, usar correctamente condón en toda relación o abstenerse de la actividad sexual. En el caso del contagio por vía sanguínea, no usar ni compartir jeringas durante el consumo de drogas intravenosas. La transmisión por vía materna, se previene con el uso de medicamentos antirretrovirales en la madre embarazada y la sustitución de la lactancia por leche maternizada.
Cómo se trata el VIH
Si, a pesar de las medidas de prevención, el contagio se produce de igual modo, nuestro país cuenta con tratamientos antirretrovirales, que al ser administrados de manera correcta, no solo entregan una mejor calidad de vida, también permiten una mayor sobrevida de las personas que viven con el virus por lo que actualmente la infección por VIH se considera una enfermedad crónica.
En Chile, todos los tratamientos antirretrovirales para esta enfermedad, están garantizados por el GES-AUGE, que asegura el acceso a todas las personas que lo necesitan (Fonasa e Isapres) de acuerdo al Protocolo Nacional, lo que incluye también acceso universal al tratamiento de prevención de la transmisión de madres embarazadas y portadoras del VIH a sus hijos.
VIH y SIDA no son lo mismo
Muchas veces de manera cotidiana, y por desconocimiento, nos referimos al VIH y al SIDA como si fueran sinónimos, pero es una idea equivocada, pues tener VIH no significa tener SIDA.
Éste último, es una etapa avanzada de la infección por el virus. Si el diagnóstico de la infección se realiza de forma temprana y se inicia tratamiento de manera efectiva, puede que el paciente nunca llegue a evolucionar a la fase SIDA. En este ciclo avanzado, el deterioro del sistema inmunológico ha evolucionado de manera tal que la persona se encuentra susceptible de adquirir infecciones oportunistas (que son las que a personas con inmunidad normal no la afectan) y otras comunes con manifestaciones más graves y severas. Por otra parte, si se calificó en etapa SIDA, al iniciar tratamiento correcto es probable que pueda salir de esta período de mayor compromiso inmunológico.
Es importante destacar que, sin el tratamiento adecuado, las personas con VIH pueden transmitir la enfermedad tengan o no síntomas de la misma. Por ello es fundamental realizar un diagnostico precoz e iniciar el tratamiento a la brevedad.